miércoles, 18 de abril de 2012

¿QUIÉN DECIDE POR EL OTRO?

Por Laura Mejía Restrepo
20082119

Metáfora (Google imágenes)

El tema del aborto en Colombia ha sido de gran controversia para varias instituciones, como las políticas, religiosas, civiles y por supuesto, a las instituciones mediáticas. En todas, se encuentran discrepancias en cuanto a dicho tema, ya que las implicaciones éticas y morales que en ello se encuentran son más relevantes de lo que quizás otro pueda llegar a ser, ¿por qué?, por algo tan importante como la vida misma, la cual se encuentra en el número uno de la lista de Derechos Humanos, como un derecho civil y político, el derecho a la vida[1].

Sólo por mencionar uno de los tantos casos, el 10 de junio de 2008, en Caracol Radio, se expuso el de una mujer que por haber abortado en una clínica de Teusaquillo en Bogotá, pudo haber recibido una condena de 16 a 24 meses en la cárcel: Sandra Patricia López Ortiz fue detenida en desarrollo de una investigación por una presunta extorsión contra el padre del bebé. La Fiscalía indagó y encontró que en realidad la mujer había abortado y la acusó este martes ante un juez de garantías en Paloquemao[2].

(Google imágenes)

Como antecedente, en el 2006 la Corte Constitucional emitió la sentencia C-355 a partir de la cual en Colombia hay aborto legal en 3 circunstancias: cuando la continuación del embarazo constituye peligro para la vida o la salud de la mujer, cuando el embarazo es producto de violación o incesto y cuando el feto no tiene posibilidades de sobrevivir por fuera del útero. Tres meses más tarde, el 23 de agosto del 2006, en el Hospital Simón Bolívar de Bogotá se practicó el primer aborto legal en Colombia, a una niña de 11 años víctima de violación[3].

Ahora, siendo la vida un derecho para todos, ¿quién decide por un ser que no ha nacido y no puede decidir por sus propios medios si quiere o no pertenecer a la vida como un ser independiente de un vientre? ¿Acaso lo decide el Gobierno?, ¿lo decide la Iglesia? o quizás ¿la única persona que puede decidir esto por la autoridad moral que posee es la madre?
¿Qué papel juegan los medios para tener en cuenta a ese otro que no puede decidir? ¿cómo resolver esos dilemas éticos?

Feto (Google imágenes)

Sin duda alguna, siempre van a existir polémicas alrededor del aborto, pero los medios de comunicación tenemos un papel privilegiado en estos casos, al ser masivos y conscientes de la responsabilidad que tenemos ante una sociedad que en ocasiones no conocen las cosas con las dimensiones en que tenemos la oportunidad de conocerlas nosotros. Ese periodista que mire este tipo de circunstancias, las reconozca y tenga el deber de afrontarlas e informarlas, es quien debe pensar primero en ese otro que no puede decidir, ese otro que es un ser, un feto que se hace persona.

Se volvería entonces a la “guerra” ética a la que nos enfrentamos al saber cada uno qué es lo correcto o no según nuestros propios intereses, qué debemos informar y cómo lo debemos informar, especialmente un tema como este que difícilmente va a llegar a un acuerdo, precisamente porque falta reconocer a ese otro, acercarse y comprender lo que pasa por la cabeza de esos que nos rodean.

Para eso estamos los medios, al tener la capacidad de llegar a muchos otros, somos los primeros que debemos inculcar una idea, una consciencia de lo cercano que puede llegar a ser otro en cada uno de nosotros.

A continuación un video que explica lo relacionado con el aborto en Colombia...


http://www.youtube.com/watch?v=i6xkOpwDcA4


[1] Tabla normativa de derechos humanos. Cuadro de normas para la protección de los Derechos Humanos [En línea: http://www.derechoshumanos.net/derechos/index.htm?gclid=CM39uOfRv68CFRNS7AoduT3XzA]
[2] CARACOL, RADIO. Por aborto una mujer podría ir a la cárcel. En línea [http://www.caracol.com.co/noticias/judicial/por-aborto-una-mujer-podria-ir-a-la-carcel/20080610/nota/612184.aspx] 2008
[3] ORIÉNTAME. Aborto legal en Colombia.

En línea [http://www.orientame.org.co/Aborto-legal-en-Colombia.html]

martes, 13 de marzo de 2012

VIDA PÚBLICA Y VIDA PRIVADA

Laura Mejía Restrepo.
Ética, medios y privacidad...


Hoy, se entiende como vida privada al ámbito de la vida personal de un individuo que se desarrolla en un espacio reservado y puede o debe mantenerse confidencial[1].


 Yo también lo veo de esta manera, y los comunicadores y periodista tenemos mucho que hablar sobre este concepto de vida privada y vida pública, porque a veces, por su falta de comprensión, se puede atentar a la convicción que tenemos los periodistas a cerca de la ética.

Según el documento “Los límites cambiantes de la vida pública y privada” de John B. Thompson, la esfera privada era la esfera de la casa y de la familia. El rasgo distintivo del mundo privado, a los ojos de Arendt, era constituir el espacio donde los seres humanos vivían juntos llevados por sus deseos y necesidades[2]. Por esto, se sigue asumiendo que cualquier individuo desempeña su vida privada bajo la imagen de un hogar o una casa.

Por el contrario, la esfera pública se definía, y yo la seguiría definiendo como un espacio de aparición en el cual las cosas dichas y hechas podían ser vistas y oídas por los demás, haciendo que los otros actuaran como testigos[3]
 
Habiendo ya mencionado esa definición anterior de vida pública y privada, podemos entrar al mundo que desarrolla un periodista y el uso que le da en la prensa, especialmente en la política, estos dos conceptos.


Hoy en día, hay infinidad de personas llamadas “de vida pública” porque precisamente, sus apariciones se hacen cumpliendo con esa definición anterior, en donde cualquier persona puede ver y oír lo que hacen y dicen. Ya no es solamente en la política como antes, sino que en estos tiempos han aparecido infinidad de personajes de varios medios y profesiones que hacen de sus apariciones algo interesante para el público.

No podemos negar, que al mencionar “medios” hablamos de los comunicadores y periodista, quienes somos responsables de que la vida de las personas sea pública, los intereses colectivos, son los que ameritan que se publique un acto o discurso de quien sea que lo maneje.

En la política, es común, los sujetos políticos se hacen necesarios e importantes para una sociedad, crean la necesidad de sus actos en el público, quienes a su vez, demandan más sobre sus actos, sus discursos y su vida privada.


 Entramos pues, al concepto de vida privada que se ha venido convirtiendo en vida pública, porque precisamente la demanda de la sociedad hace que cada vez se quiera conocer más de un personaje y no se conforma con ver lo que hacen o dicen que verdaderamente sea de interés colectivo, sino que como por arte de magia esa privacidad se ve invadida porque se trata de un “personaje público”, es decir, que todos tenemos derecho a saber qué hace, qué dice y qué no.

Hay que tener en cuenta que hoy en día los medios no son sólo la televisión, la radio y la prensa. Los medios se masificaron de tal modo que entraron en la Internet y se regaron por las redes sociales, en donde vemos muy interesante la concepción de vida pública y privada. Dice Mario Vargas Llosa en una columna realizada en 2011 para el diario El País: “La revolución audiovisual de nuestro tiempo ha violentado las barreras que la censura oponía a la libre información y a la disidencia crítica y gracias a ello los regímenes autoritarios tienen muchas menos posibilidades que en el pasado de mantener a sus pueblos en la ignorancia y de manipular a la opinión pública. Eso, desde luego, constituye un gran progreso para la cultura de la libertad y hay que aprovecharlo. Pero de allí a concluir que la prodigiosa transformación de las comunicaciones que ha significado Internet autoriza a los internautas a saberlo todo y divulgar todo lo que ocurre bajo el sol (o bajo la luna), haciendo desaparecer de una vez por todas la demarcación entre lo público y lo privado hay un abismo, que, si lo abolimos, podría significar, no una hazaña libertaria sino pura y simplemente un liberticidio que, además de socavar los cimientos de la democracia, infligiría un rudo golpe a la civilización”[4].


 No sólo los medios permiten entrar y conocer la vida de todo agente de la vida pública sino que también los mismos usuarios se vuelven “periodistas” de cada hecho que encuentran “interesante” y lo publican fácilmente. Esto en todo aspecto, y principalmente en el político, que en estos tiempos causa gran polémica no sólo en Colombia sino en el resto del mundo.

Un ejemplo importante de esta “invasión” a la vida privada, se presenta con el caso Wikileaks en donde se han puesto públicos miles de documentos políticos que tienen como protagonistas a varias personas, amenazando así su carrera política. Mario Vargas Llosa, en su columna de El País también comenta algo muy interesante y es que “Ninguna democracia podría funcionar si desapareciera la confidencialidad de las comunicaciones entre funcionarios y autoridades ni tendría consistencia ninguna forma de política en los campos de la diplomacia, la defensa, la seguridad, el orden público y hasta la economía si los procesos que determinan esas políticas fueron expuestos totalmente a la luz pública en todas sus instancias. El resultado de semejante exhibicionismo informativo sería la parálisis de las instituciones y facilitaría a las organizaciones anti democráticas el trabar y anular todas las iniciativas reñidas con sus designios autoritarios. El libertinaje informativo no tiene nada que ver con la libertad de expresión y está más bien en sus antípodas”[5].


 Con lo anterior estoy de acuerdo, pero pensaría que los hechos se deben llevar de manera limpia y los periodistas tenemos derecho a informar sobre cualquier cosa mal tratada en el ámbito público, y más si afectase a la sociedad en donde se lleva a cabo. El personaje público se hace público por sí mismo y por ende, debe atenerse a ser protagonista de cualquier mención o escándalo. Pero eso no quiere decir, eso sí, que su vida privada, la que menciona Arendt, que es de la familia o el hogar, tenga que estar involucrada, porque desde ahí el periodista comienza a perder la ética del respeto para pensar como un ser ambicioso que sólo desea generar opinión en asuntos que no le competen sino al portagonista.


Bibliografía:

[1] Wikipedia. Privacidad. En línea [http://es.wikipedia.org/wiki/Privacidad]
[2] THOMPSON JOHN B. Los límites cambiantes de la vida pública y privada. Comunicación y sociedad. Pag. 13. 14.
[3] [3] THOMPSON JOHN B. Los límites cambiantes de la vida pública y privada. Comunicación y sociedad. Pag. 14.
[4] VARGAS LLOSA, MARIO. Lo privado y lo público. Diario El País. En línea [http://elpais.com/diario/2011/01/16/opinion/1295132410_850215.html]  16, enero de 2011.
[5] VARGAS LLOSA, MARIO. Lo privado y lo público. Diario El País. En línea [http://elpais.com/diario/2011/01/16/opinion/1295132410_850215.html]  16, enero de 2011.

miércoles, 29 de febrero de 2012

¿CÓMO BUSCAN LA COMUNICACIÓN Y EL PERIODISMO LA EXCELENCIA EN LA VIDA?

Decir “excelencia” es recurrir a la subjetividad, no sólo cuando hablamos de una profesión como la comunicación y el periodismo, sino también cuando nos referimos a toda actividad que el ser humano practique en su vida.

La profesión de comunicador periodista, así como todas, trae muchos dilemas al que la practique, en especial, esta labor porque no sólo es una ciencia social y todo lo que conlleva, sino que involucra todos los actos y hechos que se presentan en la sociedad y genera millones de opiniones, sólo provenientes del poder que tiene la palabra de un profesional de esta área.

Comenzando por esa parte, la excelencia de la vida no se consigue practicando la comunicación y el periodismo, porque cada quien es consciente de sus actos, de su trabajo y de la verdad que está difundiendo. Cada uno tiene valores, cada uno los usa o los desusa de acuerdo a sus conveniencias y lo que es correcto para él.

El ser humano tiene tantas cosas por hacer en 24 horas, una semana, un mes, un año, y toda su vida, que no todo se limita a su profesión, pues puede desempeñarse excelentemente para el medio en el que trabaja, pero para otras personas o para otros aspectos puede no ser una persona excelente, lo cual quiere decir que el profesional actúa según los intereses de la organización para la cual trabaja, y si esa organización va de acuerdo a sus pensamientos y convicciones de lo que es correcto, podríamos decir que en el aspecto profesional, esa persona llegó a la excelencia.

El comunicador periodista actual, lleva consigo un gran peso, el peso de una sociedad, de un pueblo y de un medio. No es fácil tratar de complacer a todos estos, ni es fácil coincidir con ello, por eso, un periodista excelente no opina, no concluye según su visión de los hechos y no ordena, sino que observa y se dedica a informar con veracidad lo que ha observado, sin pretender darle gusto a una organización, a lo que un pueblo quiere escuchar o a lo que se quiere decir.

Se sabe que esto es utópico, porque el ser humano en general, practique la profesión que practique, nace y crece bajo influencias y valores que tiene mucho que ver en sus sentimientos y en qué los provoque. Así un periodista no pueda o no deba opinar, hay situaciones en las que supuestamente no se debe conmover o exaltarse y sucede todo lo contrario; el periodista tiene sentimientos y a veces no puede contenerse al ver un acto de injusticia, maldad o emocionante. 

Así el profesional haga todo lo que para su medio es correcto y no esté expresando sus opiniones y emociones con palabras, las está expresando en más de una ocasión con los hechos, así sea catalogado como un buen comunicador o buen periodista por el medio y por la sociedad, si “falla” con esas demostraciones perdería su excelencia y se enfrentaría a críticas y llamados de atención por su falta de profesionalismo.

Lastimosamente los comunicadores y periodistas no podemos acercarnos tan fácilmente a la excelencia en la profesión por ser una labor delicada y complaciente.

Mucho menos podemos acercarnos a la excelencia en la vida, porque sea la labor o profesión que sea, un ser humano no sólo se dedica a eso las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Nadie podría decir que es excelente o que en la vida todo lo ha hecho bien, el hombre tiene la virtud de equivocarse y de aprender de los errores, el hombre no nace con un manual de excelencia, ni con unos padres que lo ayuden a cumplirlo partiendo de lo excelentes que han sido ellos en la vida.


Cada día, cada situación, cada palabra, cada acto, cada gesto de un comunicador, traen su excelencia o no en si.
Hoy podemos hacer o decir algo que nos haga sentir excelentes profesionales o excelentes seres humanos, y mañana podemos hacer o decir algo que nos haga sentir como la peor creación de la humanidad.

No podemos engañarnos a sí mismos creyendo que todos tenemos la misma concepción de “vida excelente” o “persona excelente” pues todo parte de la gran premisa de la ética que dice que el ser humano es racional y sabe distinguir, de acuerdo a sus convicciones, entre lo bueno y lo malo.

Lo que es bueno, bien hecho o excelente para mi, puede ser pésimo y erróneo para otros, sea en el contexto que sea o en la cultura en donde se presenten dichas acciones.

Cada uno, bajo sus propios valores, experiencias, estudios y contexto, decide si es excelente o no, cada uno valora su trabajo, cada uno decide su vida.

Si la excelencia de un comunicador periodista estuviera bajo un paradigma o tuviera un modelo, quizás podríamos hablar de una nueva era de educación para la excelencia profesional. 

Aquí adjunto un video de ética periodística del Colegio de Periodistas de Costa Rica, en donde Javier Darío Restrepo, experto en ética periodística de la Universidad de los Andes en Bogotá, nos habla sobre la ética y los pasos para ser un buen periodista.




COMENCEMOS POR LA ÉTICA


La ética está fundamentada en varios puntos de vista de acuerdo a la sociedad en donde esté aplicada su definición y sus componentes.

Puede ser vista de manera científica ya que puede establecer un modelo universal de comportamiento y actitudes frente a diversas situaciones que presente la sociedad, o puede ser vista de manera racional, ya que cada ser establece las medidas de sus comportamientos cuando sabe escoger entre lo bueno y lo malo y actúa bajo ese criterio.

No hay una definición universal para ética que aplique en todas las personas de manera única, porque las influencias del medio en que se desarrolla cada ser humano son distintas y son absorbidas de tal manera que condicionan su percepción de ética desde su forma de vivir y actuar dentro del ambiente que lo rodea.

También se podría dividir la ética entre cada una de las actividades humanas como la profesión, la familia, la religión, la vocación y la parte personal, que aunque hagan parte del día a día de las personas, la forma de percibir y actuar en cada uno de estos aspectos, puede ser distinto relacionando su ética personal y la ética que está modelada en el lugar o ámbito de la vida en el que se desenvuelva. 

En la profesión, por ejemplo, el ser humano está sometido a derechos, deberes y normas que establece el lugar donde trabaja; en la familia sucede lo mismo, el sujeto debe comportarse de acuerdo a lo permitido allí, lo cual posiblemente marcará su actuar ético en la vida personal; en la religión, según la que se practique, esa sociedad que se reúne a orarle a un Dios tiene también normas que señalan los comportamientos humanos (como los mandamientos), los cuales también irán formando a un ser dentro de una sociedad.  Lo mismo sucede en cada aspecto, situación o lugar que haga parte del diario de las personas.

Cada uno es formado éticamente, según sea dónde crezcamos, dónde hablemos, dónde nos expresemos y dónde actuemos, la prueba está en culturas totalmente diferentes a la nuestra en donde seguramente nos tocará empezar de cero.