La profesión de comunicador periodista, así como todas, trae muchos dilemas al que la practique, en especial, esta labor porque no sólo es una ciencia social y todo lo que conlleva, sino que involucra todos los actos y hechos que se presentan en la sociedad y genera millones de opiniones, sólo provenientes del poder que tiene la palabra de un profesional de esta área.
Comenzando por esa parte, la excelencia de la vida no se consigue practicando la comunicación y el periodismo, porque cada quien es consciente de sus actos, de su trabajo y de la verdad que está difundiendo. Cada uno tiene valores, cada uno los usa o los desusa de acuerdo a sus conveniencias y lo que es correcto para él.
El ser humano tiene tantas cosas por hacer en 24 horas, una semana, un mes, un año, y toda su vida, que no todo se limita a su profesión, pues puede desempeñarse excelentemente para el medio en el que trabaja, pero para otras personas o para otros aspectos puede no ser una persona excelente, lo cual quiere decir que el profesional actúa según los intereses de la organización para la cual trabaja, y si esa organización va de acuerdo a sus pensamientos y convicciones de lo que es correcto, podríamos decir que en el aspecto profesional, esa persona llegó a la excelencia.
El comunicador periodista actual, lleva consigo un gran peso, el peso de una sociedad, de un pueblo y de un medio. No es fácil tratar de complacer a todos estos, ni es fácil coincidir con ello, por eso, un periodista excelente no opina, no concluye según su visión de los hechos y no ordena, sino que observa y se dedica a informar con veracidad lo que ha observado, sin pretender darle gusto a una organización, a lo que un pueblo quiere escuchar o a lo que se quiere decir.
Se sabe que esto es utópico, porque el ser humano en general, practique la profesión que practique, nace y crece bajo influencias y valores que tiene mucho que ver en sus sentimientos y en qué los provoque. Así un periodista no pueda o no deba opinar, hay situaciones en las que supuestamente no se debe conmover o exaltarse y sucede todo lo contrario; el periodista tiene sentimientos y a veces no puede contenerse al ver un acto de injusticia, maldad o emocionante.
Así el profesional haga todo lo que para su medio es correcto y no esté expresando sus opiniones y emociones con palabras, las está expresando en más de una ocasión con los hechos, así sea catalogado como un buen comunicador o buen periodista por el medio y por la sociedad, si “falla” con esas demostraciones perdería su excelencia y se enfrentaría a críticas y llamados de atención por su falta de profesionalismo.
Lastimosamente los comunicadores y periodistas no podemos acercarnos tan fácilmente a la excelencia en la profesión por ser una labor delicada y complaciente.
Mucho menos podemos acercarnos a la excelencia en la vida, porque sea la labor o profesión que sea, un ser humano no sólo se dedica a eso las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Nadie podría decir que es excelente o que en la vida todo lo ha hecho bien, el hombre tiene la virtud de equivocarse y de aprender de los errores, el hombre no nace con un manual de excelencia, ni con unos padres que lo ayuden a cumplirlo partiendo de lo excelentes que han sido ellos en la vida.
Cada día, cada situación, cada palabra, cada acto, cada gesto de un comunicador, traen su excelencia o no en si.
Hoy podemos hacer o decir algo que nos haga sentir excelentes profesionales o excelentes seres humanos, y mañana podemos hacer o decir algo que nos haga sentir como la peor creación de la humanidad.
No podemos engañarnos a sí mismos creyendo que todos tenemos la misma concepción de “vida excelente” o “persona excelente” pues todo parte de la gran premisa de la ética que dice que el ser humano es racional y sabe distinguir, de acuerdo a sus convicciones, entre lo bueno y lo malo.
Lo que es bueno, bien hecho o excelente para mi, puede ser pésimo y erróneo para otros, sea en el contexto que sea o en la cultura en donde se presenten dichas acciones.
Cada uno, bajo sus propios valores, experiencias, estudios y contexto, decide si es excelente o no, cada uno valora su trabajo, cada uno decide su vida.
Si la excelencia de un comunicador periodista estuviera bajo un paradigma o tuviera un modelo, quizás podríamos hablar de una nueva era de educación para la excelencia profesional.
Aquí adjunto un video de ética periodística del Colegio de Periodistas de Costa Rica, en donde Javier Darío Restrepo, experto en ética periodística de la Universidad de los Andes en Bogotá, nos habla sobre la ética y los pasos para ser un buen periodista.
Aquí adjunto un video de ética periodística del Colegio de Periodistas de Costa Rica, en donde Javier Darío Restrepo, experto en ética periodística de la Universidad de los Andes en Bogotá, nos habla sobre la ética y los pasos para ser un buen periodista.
La excelencia es como ese puerto lejano al que que queremos llegar; la ética es el faro que nos guía, nos orienta. Si no hay faro, nos perderíamos fácilmente en altamar, sobre todo en las oscuras noches en las cuales vivimos.
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